Parece ser cada vez más habitual observar a los entrenadores de fútbol de élite hacer uso
de sus extremos o interiores invertidos. Por “extremos invertidos” se entiende la opción
de situar jugadores diestros de carácter ofensivo en el carril izquierdo e, inversamente,
jugadores zurdos en el carril derecho.
No pretendo hacer un estudio histórico sobre este asunto, remontándome a la primera
vez que un entrenador decidió romper el esquema de jugadores zurdos para la izquierda
y jugadores diestros para la derecha. Sin embargo, dado el número creciente de casos
en el fútbol de alto rendimiento, creo que estamos delante de un nuevo paradigma: la
utilización de “extremos invertidos”.