Antaño, cuando las comunicaciones eran como eran o sencillamente no existían y las
posibilidades de observar al rival eran más bien pocas, al entrenador sólo le quedaba el
recurso de agudizar su ingenio, centrarse en su equipo y con los escasos recursos de que
disponía, prepararlo todo para afrontar con un mínimo de garantías cualquier eventualidad
que pudiera surgir durante el partido correspondiente. Hoy en día, gracias a la tecnología,
la información fluye en todas direcciones y a tanta velocidad que resulta imposible no saber
nada del rival. Ya se encargan otros de contarte lo bueno y lo malo de cada uno, aunque no lo
pretendas te ponen al día. Así que, en poco tiempo hemos pasado de no saber casi nada sobre
el adversario a saberlo casi todo.