Este es el artículo que nos hubiese gustado escribir a muchos de nosotros, pero sólo está al alcance de mentes privilegiadas: es obra del gran Mikel Etxarri.
En los últimos años, se observan muchos cambios en las presidencias de los clubes profesionales de fútbol y se constata, que la mayoría de las personas que ocupan dichos puestos, proceden del mundo de la industria, construcción y/o comercio y además, en la mayoría de los casos, exitosas en sus profesiones respectivas.
Se rodean, normalmente, de compañeros de notoria relevancia en el desarrollo de sus obligaciones laborales y constituyen los Consejos de Dirección o Directivas, que se ocupan de la Gestión de la Sociedad.
Antes y en el momento de su llegada al cargo, piensan que la gestión no debe ser muy complicada para hombres y mujeres expertos en sus labores empresariales y que mediante la aplicación de las herramientas habitualmente utilizadas en sus anteriores ocupaciones, los problemas que se presenten, podrán ser resueltos con relativa
comodidad, debido a su preparación y conocimiento.
Entiendo que a la hora de entrar en el mundo de la Gestión de un Club de Fútbol y compararla con una Empresa al uso, bien industrial, constructora o comercial, se nos olvida que las reglas del juego son diferentes. Por ejemplo:
- - Dos empresas(clubes) que se enfrentan entre sí, en un partido de una competición determinada, no pueden ganar ambas. Como mucho, pueden repartirse el beneficio (empatar). En sus anteriores ocupaciones, el mismo día, ambas podían ganar en un mismo mercado.
- - En las competiciones de la Liga Profesional de Fútbol, a pesar que los gestores de las empresas (clubes) realicen, todos ellos, bien su trabajo, tres tienen que bajar de categoría, con lo que supone de fracaso, incidencia mediática y pérdida automática de financiación económica para años posteriores. En los campos industriales, constructores y comerciales, en principio no existe ninguna ley (obligatoriedad) que determine que los tres últimos en ganancias anuales de cada gremio, deban cerrar las puertas a un mismo mercado.
- - Que la valoración de la gestión sea considerada como buena o mala, depende de un juego, muchos de cuyos parámetros de variabilidad en la obtención de los resultados, no son dominables (que la pelota entre o no). Los parámetros en las empresas anteriormente gestionadas por estos dirigentes, en la mayor parte de los casos, son previsibles o calculables, mediante estudios específicos.
- - En las empresas (clubes) de fútbol existen multitud de auditores : accionistas, abonados, aficionados y, sobre todo, medios de difusión, muchos de ellos sin ninguna vinculación a aquellas, que se sienten en el derecho, apoyados en la libertad de expresión, de entrar en valoraciones que pueden incidir en la buena o mala marcha de la actividad, e incluso en otras de índole personal. En sus empresas anteriores, las auditorías eran realizadas por grupos profesionales de actividad específica.
A modo de ejemplo, parecen suficientes los puntos expuestos, por lo menos para presentar, en un primer análisis superficial, algunos de los aspectos diferentes, respecto a las empresas por ellos conocidas, que se van a encontrar a la llegada a un club de fútbol.
Llegados a la metodología a aplicar en esta nueva andadura, normalmente por su experiencia anterior, utilizan herramientas empresariales en la mayor parte de sus actividades: financiación, esponsorización, accionariado, ingresos atípicos y su gestión, merchandising, temas sociales, relaciones con instituciones, contratación de personal y otras actividades, pero entiendo que existe un déficit muy importante y no es otro que el de la NO UTILIZACIÓN DE LAS HERRAMIENTAS DE LA MEJORA CONTINUA DE LA CALIDAD, EN EL DEPARTAMENTO DE PRODUCCIÓN DE LA EMPRESA, QUE NO ES OTRO QUE EL DEL DESARROLLO DEPORTIVO.
Tal y como están montados en la actualidad los clubes de fútbol, la mala racha de resultados, se resuelven con la destitución del entrenador o entrenadores, del director deportivo o secretario técnico, o bien de todo el grupo técnico, sin que en el transcurso del desarrollo de sus actividades, se hayan utilizado herramientas que pudieran haber detectado factores, cuyo análisis, diagnóstico y aplicación de acciones correctoras, hubieran podido evitar llegar a situaciones provocadoras de las decisiones comentadas.
Lógicamente y si como se ha expuesto anteriormente, forzosamente tres equipos deben bajar de categoría, tampoco la aplicación de dichas herramientas van a asegurar ni los títulos ni las permanencias, pero si existirá la seguridad de haber intentado realizar la tarea de una forma más eficiente, para la consecución de los objetivos correspondientes al potencial humano con el que se cuenta.