No es objeto de análisis el hecho de pitar a favor de uno u otro equipo, ni de la trascendencia
en el marcador de una decisión más o menos acertada en un momento puntual del partido.
Lo enfocamos desde un punto de vista global, de su personal interpretación de las reglas de
juego, que pueden beneficiar o perjudicar al espectáculo en general y al estilo o modelo de
juego de cada uno de los equipos en particular.
El fútbol es un deporte de contacto, de disputa por un balón o por un espacio, de “armar” el
cuerpo para hacerse fuerte y ganar el duelo al oponente con la agresividad necesaria, pero
siempre con la mayor nobleza. Para un jugador es imposible terminar un partido de fútbol
sin haber recibido o dar algún golpe aunque no necesariamente intencionado. Es aquí, en la
voluntariedad o intencionalidad de las acciones propias de este deporte, donde el arbitraje
tiene uno de sus puntos débiles. En este sentido, existen ciertos matices que deben resultar
muy difíciles de entender si antes no se han probado o practicado.
Todos sabemos que hay árbitros que lo pitan todo y más, interrumpiendo constantemente el
juego por un grito, un forcejeo, una disputa por un balón dividido, un contacto o un “desmayo”
instantáneo y momentáneo de un mal deportista. Son este tipo de árbitros (los más
abundantes en el fútbol español) los que en nuestra opinión, además de alimentar y favorecer
el engaño, perjudican claramente el espectáculo en general e influyen negativamente en el
modelo de juego de los equipos. Especialmente en aquellos que quieren llevar la iniciativa y
que tienen en la continuidad del juego a uno de sus mejores aliados. Por otra parte, también
hay ¿o había? excepciones como Mateu Lahoz, Miranda Torres, etc.; que basándose en
el mismo reglamento que los anteriores pitan sólo lo imprescindible, contribuyendo de
esta forma a enriquecer al fútbol como espectáculo por permitir a los equipos desarrollar
sus métodos de juego, especialmente en la fase de construcción y finalización ofensiva,
independientemente de su filosofía de juego. Cuantas menos interrupciones más fútbol,
cuanto más fútbol mayor espectáculo.
Si las condiciones climatológicas, el estado del terreno de juego y otros factores externos son
habitualmente tomados muy en cuenta por los técnicos a la hora de planificar y determinar el
plan de juego de su equipo para un partido en concreto, el arbitraje debería ser considerado
como otro factor objeto de estudio por el técnico analista al hacer el informe correspondiente.
La toma de datos sobre el árbitro asignado para el próximo partido debería recoger las
referencias suficientes que nos permitan determinar el grado de influencia de su actuación
en el modelo de juego de nuestro equipo, en función de su personalidad, profesionalidad,
nivel de conocimientos, experiencia y forma de ver o entender el fútbol; en definitiva, de su
capacitación futbolística y personal interpretación de las reglas de juego.
- ¿A quién perjudica la interrupción en el juego? A los equipos con mentalidad ofensiva,
que intentan crear fútbol.
-
¿A quién beneficia la interrupción en el juego? A los equipos con mentalidad defensiva
por disponer de más tiempo para reorganizarse cortando el ritmo de juego del rival
Conclusión: las faltas, casi siempre, favorecen al infractor.
El reglamento está orientado a favorecer el espectáculo y su aplicación debe perseguir ese
objetivo como primera opción. Una correcta interpretación de la ley de la ventaja o la lectura
idónea de la intencionalidad de una acción determinada ayudaría mucho a ese objetivo. Pero
la dificultad radica en saber cuando hay ventaja o intencionalidad en esas acciones, y para ello
sería necesario tener amplios conocimientos de fútbol. Sin embargo, aparentemente cabe
la interpretación de que entre los dirigentes del estamento arbitral priorizan otros aspectos
como la forma física de sus colegiados, a la capacidad de interpretar y aplicar correctamente
las reglas de juego o, mejor aún, el espíritu de las mismas.
Con enorme satisfacción recibimos las recientes manifestaciones del excolegiado suizo
Massimo Busacca, director de arbitraje FIFA, donde dice que no quiere árbitros robots
para el mundial de Brasil. "En el proceso de selección, el primer criterio es la calidad y la
personalidad. No buscamos robots o máquinas. Su habilidad técnica y su comprensión
del juego es tan importante como su nivel físico", ha señalado Busacca en declaraciones
difundidas por la FIFA.
En modo alguno pretendemos excluir de responsabilidad el penoso comportamiento que en
ocasiones tienen algunos jugadores. Pero esto será motivo de un nuevo artículo.
Alberto Esparís.
Entrenador nacional de fútbol
Entrenador analista